Todos tenemos el potencial de mejorar nuestra inteligencia emocional a lo largo de nuestra vida y carrera profesional. Es vital que las personas impulsemos y fomentemos el desarrollo de las habilidades soft o capacidades emocionales. Cultivar estas habilidades nos hacen más motivados, creativos, productivos, resilientes y felices. Cuando desarrollamos nuestra inteligencia emocional, mejoramos nuestras capacidades de atención, memoria, aprendizaje e interacción con nosotros mismos y los demás. En momentos en los cuales las empresas y organizaciones se mueven en entornos caracterizados por la inseguridad, la inestabilidad e incertidumbre, tener líderes y colaboradores inteligentes emocionalmente les permitirán sortear los desafíos con mayor facilidad.